miércoles, 7 de agosto de 2013

LOS SUJETOS POLITICOS EN LA ERA DEL NEO PROGRESISMO (i)


Esta iniciativa, no por rimbombante, deja de ser inocua. La idea de conocer, "desde abajo", a quienes además de tratar de vivir lo más dignamente posible, aspiran otro mundo  a contra mano de las mayorías que votan cada dos años y luego, con el agua al cuello, tratan de subsistir, cada vez que el dolor de una muerte, un despido, un estado arbitrario de cosas, lo sacude demasiado tarde pero lo sacude al fin. Esa idea, nos llevará seguramente por un variado peregrinaje que estamos dispuestos a sufrir. Es así que, junto a inexplicables ausencias como es el caso de los compañeros del Colectivo de Prensa, a quienes aún espero en éste espacio, hoy tenemos el gusto de recibir el análisis con opinión de Cristian Fontana. Vale la pena. No rehusó ninguna pregunta por irreverente que parezca y además fué cauto con algunas definiciones. Pero antes:                               

                                           ¿QUIEN ES CRISTIAN FONTANA?





Cristian Fontana entró a trabajar a Austral en 1992 y pasó a Aerolíneas Argentinas en 1997 producto de la fusión del sector comercial de ambas empresas. En el 2001 protagonizó junto al conjunto de las y los trabajadores y también con el acompañamiento de  grandes sectores sociales, la lucha que evitó el cierre de la línea áerea de bandera. Dos años más tarde fue elegido Delegado por la Asociación del Personal Aeronáutico, APA, reelegido en el 2006, finalizando su mandato en el 2011. El año pasado fue candidato a Secretario General por la lista opositora en las elecciones nacionales de ese sindicato. Su activismo y compromiso sindical llevó a que la actual conducción camporista que se halla al frente de Aerolíneas Argentinas, lo despidiera en julio del año pasado. Esta es la cuarta vez que Cristian se encuentra peleando por su reincorporación –en el 2005 y el 2007, la empresa Marsans que administraba Aerolíneas trató de despedirlo, y en el 2010, la gestión de Mariano Recalde también intentó hacer lo mismo sin que ello fuera posible por la lucha que dio junto a sus compañeras/os de trabajo-, acompañado por un importante número de agrupaciones gremiales y de distintos campos del sector popular. 








1-En los últimos tiempos se observa un avance electoral en las organizaciones sindicales de base por parte de agrupaciones denominadas de izquierda. ¿Los meritos son propios o están también motorizados por el deterioro de las conducciones ligadas al proyecto K?



-Hay indudablemente algo de las dos cosas. En el plano sindical, la izquierda, o las izquierdas hablando con más propiedad, vienen logrando un avance quizás lento pero sostenido, es decir, no se ha producido un proceso avasallante, no es que vengan aplastando a las conducciones burocráticas en cada elección en la que se presentan listas con referentes de izquierda, pero cuando éstas logran triunfar, al  kirchnerismo y a la burocracia, vayan juntos o separados,  les resulta muy difícil recuperar las delegaciones o seccionales perdidas. Por otra parte, una gran cantidad de trabajadores, incluso con menor experiencia política, tienen la sospecha de que las divisiones en la CGT, tiene que ver más con luchas por el poder que con disidencias acerca del modelo sindical propiamente dicho. Ni hablar del rol que cumple la fracción de la CTA conducida por Hugo Yasky que está haciendo un rol verdaderamente patético, que una central obrera apoye a un gobierno que viene llevando adelante medidas que permite que los empresarios “se la lleven en pala”, como afirmó la presidenta Fernández en un discurso el año pasado, al tiempo que hay más de un 20% de pobreza, de que casi un 40% de los trabajadores se halla en la informalidad, de lo ocurrido con el ferrocarril Sarmiento, por sólo dar un par de casos de cómo vivimos los trabajadores, también favorece el crecimiento de la izquierda en el ámbito gremial. Hay un proceso de desconfianza y deslegitimación por parte de los trabajadores en las conducciones burocráticas, más particularmente las alineadas al gobierno nacional, pero tampoco hay que subestimar la capacidad que gran parte de la dirigencia cegetista tiene para obtener, en muchos casos, beneficios que  terminan por evitar que se socave aún más la relación entre ellos y las bases. 
  
2-En ese sentido, como en otras oportunidades, se logra tensar el arco, pero parece que ésta vez  solo les basta a la burocracia sindical y política con algunos matones para impedir la voluntad de los trabajadores a través del voto. ¿Será posible garantizar la propia seguridad de las acciones políticas y como, con que instrumentos?

-Hay un aspecto muy importante en la cuestión de los matones al servicio de los sindicatos. Si bien no es para nada un fenómeno nuevo, con el kirchnerismo el accionar de las patotas, generalmente barras bravas que en muchos casos “ofrecen sus servicios” a uno e incluso más sindicatos, ha crecido en relación a períodos anteriores. El kirchnerismo, en su obsesión por no quedar pegado con la represión estatal como les ocurrió a Menem, De la Rúa y Duhalde, se ha apoyado en una represión paraestatal que busca contener la protesta y frenar las reivindicaciones populares. El caso Mariano Ferreyra es posiblemente la trágica síntesis de ello, sin embargo esta historia se remonta al inicio mismo del kirchnerismo, como nos lo demuestra otro caso emblemático como el de la intervención al INDEC, patota mediante, hace ya más de seis años. Ello no significa que el gobierno no recurra a la represión directa a través de sus fuerzas de seguridad, simplemente ha dado medios y facilidades para que la burocracia sindical actúe con su propia fuerza de choque, para que ellos hagan el “trabajo sucio”. Esto vuelve muy complejo el tema de cómo enfrentar a la violencia, ya que al no ser trabajadores contra, por ejemplo, gendarmería o cualquier otra fuerza represiva del Estado, sino trabajadores contra –aparentemente- otro grupo de trabajadores, hace que gran parte de la sociedad crea, como nos venden los medios masivos, que esos enfrentamientos son internas por “el aparato” o el poder.  No sé si todas las organizaciones democráticas y de base estamos en condiciones de garantizar nuestra propia seguridad, lo que sí creo es que resulta importante darle la importancia que el caso amerita y organizarnos consecuentemente tomando el ejemplo de aquellas organizaciones que sí lo vienen haciendo desde hace bastante tiempo, como por ejemplo, muchas de las territoriales.

3-Sin la menor intención de ser esquemático podríamos decir que dichas agrupaciones se dividen entre las estrictamente político-partidarias y las que desarrollan actividades sindicales. Sin omitir los lazos entre ambas, te parece  que la cosa pasa por ahí, por su articulación en lo electoral, por ejemplo, y que destino le ves en general?



-El desafío quizás histórico del sindicalismo es el de romper el carácter corporativista, es decir, no sólo debemos estar para reclamar salarios y condiciones laborales. Los dirigentes gremiales debemos tratar de articular la actividad sindical con un proyecto político en el que esté contemplado a qué clase de régimen o gobierno aspiramos, porque si no lo hacemos, los logros en el plano sindical, más tarde que temprano se diluyen. Si, por ejemplo, hoy le arrancamos un aumento de salario a la burguesía, y no planteamos el tema de la jubilación, que el salario no sólo debe permitirnos llegar a fin de mes, sino vivir dignamente, lo que hasta incluye un techo propio -¿cuántos qué trabajadores pueden comprarse una casa?-, es decir, si no planteamos junto al aumento salarial, cuánto deberíamos ganar y porque, es muy probable que el aumento obtenido hoy, mañana quede licuado por la inflación o por cualquier otro medio con el que las clases dominantes recuperan el terreno lo perdido. Hay que dar solución a los temas urgentes –como ser precisamente un salario digno- pero teniendo un horizonte mayor. En ese sentido, creo que la articulación no debe ser sólo electoral, sino hay que empezar a trabajar seriamente para crear una verdadera alternativa de construcción y conducción política popular, y para ello, las divisiones son muchas veces un gran impedimento.

 4-En ese esquema general podemos mencionar una tercera categoría mas ligada al trabajo territorial como el FPDS el cual se dividió recientemente. ¿Cómo ves ese fenómeno tan típico de nuestra izquierda?


-En realidad si nos fijamos bien, el fenómeno no se da sólo en la izquierda. También la derecha y los sectores más centristas o reformistas se dividen y se unen, ni siquiera los organismos de derechos humanos escapan a esta lógica. Ahora bien, creo que los sectores vinculados a la izquierda no tenemos que naturalizar esta realidad ni resignarnos ante ella, sino hacer un esfuerzo extremo por lograr la unidad ahí donde sea posible, porque a diferencia de los sectores de derecha, si ellos perciben que peligra su situación de privilegio, no dudan en unirse y cerrar filas para derrotar a los sectores populares cuando pugnan por el poder político.

5-Hablando de divisiones. ¿Te parece saludable la emergencia de agrupaciones políticas de una  izquierda independiente que lucha por abrirse camino contra las estructuras dogmaticas de los partidos tradicionales de origen marxista?

- Ya lo creo, es muy importante este intento porque gran cantidad de los partidos de izquierda no logran dar respuesta ni tampoco contienen a muchos sectores del campo popular. Nada nuevo digo al afirmar que la mayoría de estos partidos tienen actitudes sectarias y mezquinas, entonces, cuando esos partidos se tornan una barrera infranqueable, un verdadero obstáculo para construir poder político, la salida no es tirar la toalla o sumarse al partido menos malo –que en este caso sería el más progre-, sino tratar de generar nuevos agrupamientos, nuevos espacios pero que tengan como objetivo, conquistar el poder, y para ello, constituirse en un partido que en verdad responda a los intereses y las necesidades de la clase obrera.

6-Por otro lado, existen ejemplos de lo contrario como el caso del FIT. Sin embargo,  hay quienes afirman que se trato más bien de un obstáculo. ¿Cuál es tu opinión al respecto?


El FIT en lo discursivo, es la opción más seria e importante de construcción política de izquierda que surgió en los últimos años, pero lamentablemente, después de las elecciones no han hecho el esfuerzo por seguir construyendo poder de manera unitaria. Tanto el PO, el PTS, e IS, los principales partidos que integran y dirigen el FIT, ni siquiera han realizado un verdadero esfuerzo para sumar a agrupaciones y referentes de otros partidos al Frente. Creo que si el FIT no quiere ser un mero sello de goma que sólo se activa en épocas electorales, debe rever esta situación, más aún, si no lo hace, corre riesgo de extinguirse antes de lo que muchos de nosotros sospechamos

.7-Otras estrategias mas electorales son ensayadas desde la  izquierda como es el caso del MST en el parlamento nacional. Algunos ya no lo reconocen como tal por las alianzas que viene desarrollando. ¿Cómo lo ves dentro de una democracia representativa como ésta?



Creo que un sistema político como el actual, el tema es ver para que se pretende alcanzar bancas en un consejo o cámara de diputados. Si uno va a hacerlo con el objetivo poner esas bancas al servicio de las luchas e intereses de los sectores populares, está bien. Pero si sólo lo va a hacer para construir su propia fuerza política, o si retacea apoyo a una lucha popular porque no es de mi partido, estamos ante un grave problema porque además, alimenta los discursos según los cuales, de nada sirve que haya dirigentes de izquierda en el congreso ni en ningún lugar. ¿Si nadie o casi nadie  cuestiona ocupar cargos sindicales, qué razón encuentra para objetar que los sectores populares aspiren a ocupar bancas o cargos públicos? ¿No es acaso el sindicalismo producto del actual régimen político burgués?  El tema, a mi entender, a quién se va a buscar beneficiar con el usufructo de esos cargos.


8-¿Cómo te parece que podría ser un conjunto de propuestas desde la izquierda para los trabajadores  en el corto y mediano plazo que convenza y sea efectivo? ¿Será eso posible?



Claro que es posible, el punto es mantener la coherencia y no cruzarse del otro lado del mostrador, algo que ha ocurrido con muchos dirigentes gremiales, políticos, territoriales, etc., que representaban y defendían a sectores populares  y después emigraron hacia el kirchnerismo. Es muy difícil construir poder político, porque el poder nunca se construye en la nada, siempre que construís poder hay alguien que lo pierde, y ese que lo pierde va a tratar evitarlo, va a resistir y luchar así como lo hacemos nosotros. Incluso en la izquierda hay muchos partidos que en su construcción, cuando no logran sumar o cooptar a un agrupamiento o un referente del campo popular que empieza a detentar un poco de poder, te salen a combatir como si fueras la derecha misma. Es más, a veces le pegan más a estos agrupamientos que a la derecha misma con el objetivo de deslegitimarte ante las bases, y lo hacen porque consideran que el “competidor” directo no es el enemigo, sino el que tiene un discurso y práctica política similar.

Debe ante todo, comprender las demandas no sólo de los trabajadores, sino de todos los sectores populares, es decir de la clase obrera entendida ésta en su sentido más amplio. Cualquier conjunto de propuestas efectivo, debe ser obra del trabajo y el consenso entre partidos, agrupamientos y referentes que provengan de distintos ámbitos, del gremial, territorial, estudiantil, de derechos humanos, ambientales, intelectuales, etc. Creo que todos o gran parte de los partidos políticos que se presentan a elecciones tienen buenas propuestas, incluso los de la derecha, miremos sino a Massa o De Narváez hablando contra la inflación y a favor de los trabajadores. El problema es lo que hacíamos alusión anteriormente, las divisiones y atomización que muchas veces son producto de mezquindades y otras, de cierta miopía política. Las recientes elecciones en SUTEBA al menos nos demuestran eso, ya que en casi todos los lugares en los que la oposición logró armar lista unidad, se triunfó, mientras la conducción celeste logró imponerse donde, contrariamente, la oposición fue dividida. Hay que tomar nota, aprender, y también hay que dejar los protagonismos y actitudes sectarias de lado.   

Continuara...